Andrés no conoce el miedo. Después de 22 años como corredor de encierros en la provincia de Toledo afirma que la vida te hace valiente.
Ahora está muy ilusionado. En breve comienza sus prácticas de Ayudante de Carnicero en la cadena de supermercados Simply. Siente esta experiencia como una oportunidad para aprender y reengancharse al sector cárnico en el que ya trabajó durante más de 8 años. Pero en 2009 la empresa donde trabajaba realizó un recorte de plantilla y Andrés se vio afectado. Acaba de finalizar la parte teórica del curso, realizado a través del Punto Formativo Incorpora de Fundación Altius, una iniciativa de Obra Social la Caixa para favorecer la inserción laboral de colectivos vulnerables.
A lo largo de dos meses y medio Andrés ha aprendido a cortar, partir, montar el mostrador, embalar y picar embutido. Y recalca con mucha alegría que ha tenido la suerte de tener compañeros de clase estupendos con los que seguirá teniendo contacto y apoyo para lograr la inserción laboral. Además los profesores, afirma, han sido maravillosos y gracias a ellos ha aprendido un montón.
¿Cómo contactó con Altius?
Acudió a la Fundación Altius animado por su mujer Viviana Patricia. Ella también ha podido formarse en otro curso como cajera y ahora está animada realizando sus prácticas en Bricomart. Andrés es padre de tres hijos de 7, 3 y 2 años, aunque actualmente sólo convive con dos de ellos. Sabe que afrontar la vida laboral con responsabilidades familiares es más complicado. Se originan conflictos a causa de las limitaciones económicas. «Aunque Viviana Patricia también es una persona positiva», declara Andrés, y ambos luchan por mejorar sus condiciones de vida.
Afirma con rotunidad que el sector de los frescos (cárnico, pescado y verduras) tiene mucha salida. Aunque es consciente de que sigue habiendo crisis, cree que ahora «la cosa está mejor que hace cinco años y la inserción laboral es más fácil». «Antes todo estaba más fastidiado», afirma. Ahora en cambio ve un brote y es más fácil encontrar empleo en el sector de la construcción y de las cárnicas.
Andrés dice que «si tienes conocimientos y te gusta lo que haces seguro que consigues un puesto de trabajo». Tan sólo lleva un año en Madrid, aunque es madrileño de nacimiento. Hace 26 años, cuando tan sólo tenía 10, su abuela y su madre decidieron irse a vivir a La Puebla de Montalván (Toledo). Su vida no ha sido fácil. Tuvieron que irse por las dificultades tras la muerte de su padre y por malos recuerdos. Su hermano mayor sufrió un accidente de tráfico y a la familia le resultaba imposible adaptarse a su ausencia.
Andrés confiesa que de pequeño solía escudarse en su hermano. «Siempre detrás de él, pero llegó un momento en el que o te escondes detrás de una piedra o das la cara». Y Andrés decidió dar la cara y «cuando tomas una determinación como esa, ya no hay vuelta atrás».