En 2019 más de 15000 ciudadanos de Venezuela se han beneficiado del permiso de residencia en España por razones humanitarias. Una modalidad de asilo especial que responde a la salida masiva de personas por la crisis que atraviesa el país y el grave deterioro en sus condiciones de vida.
En la Fundación Altius hemos acompañado a 50 personas procedentes de Venezuela, solo en el área de formación.
Para muchos de ellos la situación que están atravesando es el ejemplo de cómo pueden cambiar las circunstancias y encontrarte en una situación que nunca pensarías que te pudiera suceder como es el riesgo de exclusión social.
Andrés es una de ellas, en principio vino a España por un tiempo y por la problemática situación en su país, decidió quedarse y buscar la forma de empezar una nueva vida. Su situación social y económica está siendo difícil desde entonces. Mientras llega una oportunidad laboral estable cuenta con el apoyo de Altius.
Es Licenciado en Administración de Empresas, algo que consiguió con mucho esfuerzo porque quedó huérfano de niño, empezando a trabajar desde muy joven: “ LLegué a puestos importantes en multinacionales, trabajé en Estados Unidos, me casé y pude pagar buenos estudios a mis hijos sin problema”.
Con los cambios políticos y la crisis en Venezuela sus hijos abandonaron el país y llevan una vida estable fuera, el permaneció allí, con condiciones laborales cada vez más precarias y viendo como sus inversiones y propiedades perdían todo su valor.
En principio vino de vacaciones a España pero sus hijos, también en el extranjero, le recomendaron no volver: “No quiero regresar por la inseguridad que tenemos allá, me da miedo que en un momento dado ya no se pueda salir del país, por eso preferí correr el riesgo de empezar una nueva vida en Madrid”.
Lleva un año en Madrid, al principio se pudo mantener con ciertos ahorros, pero está encontrando muchos problemas para encontrar empleo:
“ Mi viaje a España era provisional y no tuve en cuenta traer ningún tipo de título. Ahora resulta muy difícil tramitar documentos, a eso se suma que ya tengo cierta edad “
Nos confiesa que en este momento vive en una sensación de soledad y tristeza muy fuerte: “A veces me tienta volver mi país, pero sería una locura tal y como está la situación, realmente me da miedo, más que eso, me aterraría tener que regresar”.
Ha habido un salto muy grande en su nivel de vida durante este tiempo, ahora está en una situación que empieza a ser precaria, por eso se incorporó hace unos meses a nuestro programa de empleo con apoyo en alimentación: “No tengo grandes pretensiones, solo necesito trabajar en cualquier cosa digna, lo que trabajé en el pasado ya no me importa, ni tampoco el sueldo, solo necesito empezar una nueva vida estable y tranquila”.
También trata de saber lo menos posible de su país, tiene familia allí, pero le entristece demasiado lo que están sufriendo: “Soy creyente y la fe me está ayudando en el sentido de darme paz y consuelo, mi vida ha sido sencilla, sin molestar a nadie, lo que más me duele son mis hijos, en ese aspecto estoy tranquilo porque tienen una vida familiar y económica estable”.
Se emociona al hablar de sus hijos, a ellos no les ha contado nada de la situación de necesidad material y emocional que está viviendo: “Mis hijos no saben nada de lo que yo estoy pasando aquí en Madrid, ni que recibo ayuda en alimentos, sería muy duro para ellos, no les quiero decir la verdad, no quiero depender de ellos”.