El año 2022 ha empezado muy similar a como acabó 2021 en la Fundación Altius, cargado de cursos de formación.
Nuestra oferta formativa no para porque, ahora más que nunca, tras la crisis social y económica que ha dejado la pandemia, necesitamos que nadie se quede atrás y por ello estamos haciendo especial hincapié en que los jóvenes accedan a formación gratuita y de calidad. Ellos son uno de los grupos que más ha visto mermadas las posibilidades de un futuro digno y desde Altius, con el apoyo de la Comunidad de Madrid, tratamos de que la exclusión no se apodere de ellos.
La integración laboral es el fin último de esta formación y para ello seguimos desarrollando uno de nuestros programas estrella – Jóvenes en la Cocina- con las ayudas de 0,7% del IRPF que nos ha concedido la Comunidad de Madrid.
Nuestros alumnos de este curso de hostelería, reciben clases teóricas y prácticas que se complementan con formación en competencias transversales y digitales. Esta última parte es la más esencial y a la vez innovadora ya que tratamos de ampliar y potenciar sus conocimientos tecnológicos, como jóvenes de la era digital que son, para que los apliquen en un entorno laboral.
Estos son algunos de los testimonios de los alumnos que actualmente están en nuestros programa:
Evelyn tiene 29 años y está en desempleo. Antes trabajaba en atención al cliente y quiere formarse en nuevos sectores. Desde que llegó a España le está costando encontrar trabajo y tiene esperanza con está formación: “Nunca trabajé en hostelería, necesito ampliar mi formación, a ver si así tengo más posibilidades de trabajo».
Sara, 22 años, dejó los estudios en la ESO, ha trabajado esporádicamente desde entonces: «Echo en falta no tener un título, poder hacer prácticas porque me ponen problemas al no tener experiencia». Está ilusionada con la formación, «la hostelería es algo que me gusta mucho, me encantaría trabajar en esto».
John de 25 años va compaginando formación con algunos trabajillos que le ofrecen amigos. “Conocí este programa porque un amigo que es encargado de una cafetería me lo recomendó. Él también lo hizo y le ha ido muy bien así que espero que a mi también”.
Christian tiene 17 años, no quería seguir estudiando y su madre le apuntó al programa. “Aquí me he dado cuenta de que para todo hay que estudiar y formarse. No sabía la cantidad de formas que hay de hacer un café y la técnica que se necesita. Estoy aprendiendo a hacer cosas que me gustan mucho”.