Isabel Palacios, directora de proyectos en Fundación DCW, es la responsable de la coordinación, evaluación y seguimiento del Mercado 1 Kilo de Ayuda en estos primeros meses de andadura, desde marzo de 2021.
¿Cómo se inicia la colaboración de Fundación DCW con Fundación Altius?
Contactamos con Altius en plena pandemia, al saber que el número de beneficiarios para la recogida de alimentos se había incrementado de una manera exponencial, ofrecimos ayuda realizando una donación económica para la compra de alimentos ya que en ese momento no llegaban a abastecer a todo el volumen de beneficiarios.
Así comenzamos a conocer mejor esta fundación, a trabajar sobre el terreno y les planteamos comenzar juntos un proyecto para transformar la manera de ofrecer la ayuda alimentaria.
El primer objetivo era conseguir que los beneficiarios pudieran elegir los productos que realmente necesitan y recibirlos de una manera más digna, además de conseguir ser capaces de gestionar donaciones diarias para aprovechar excedentes.
La forma de ayudar ha cambiado, ¿qué ventajas aporta el proyecto a los beneficiarios de Altius?
Lo básico es cubrir las necesidades de alimentación de los beneficiarios y sus familias, pero el valor añadido es que les damos la oportunidad de entrar en un supermercado, como cualquiera de nosotros, llevarse los productos que prefieren, que más necesitan y tener un mejor control y planificación en función del número de puntos que tengan en su tarjeta de compra.
Así, la persona se siente responsable de sus compras, organiza sus necesidades y prioriza dependiendo de la capacidad de compra que tenga, como cualquier otra persona.
¿Cómo ha sido el proceso de puesta en marcha del proyecto?
En primer lugar hemos colaborado en la ampliación de los locales de Altius ya que se necesitaba un espacio muy amplio, no sólo para el mercado solidario, también para el almacén.
Se hicieron obras y acondicionamiento del local durante unos 4 meses, hemos implantado un sistema informático que controla el número de beneficiarios con un software específico para las cajas registradoras, entre otras mejoras.
Por otra parte se ha ampliado el equipo de trabajo contratando a cuatro personas para que lleven todo el control del mercado, las cajas, el almacén, etc, teniendo en cuenta que el mercado funciona de lunes a sábado.
¿En qué consiste la tarjeta de puntos que emplean las familias?
Los puntos de cada beneficiario, que se cargan de manera mensual, dependen del número de miembros en la familia y del nivel de renta, además por cada uno de los cursos de formación que hagan tienen puntuación extra. La tarjeta, en principio y si no hay algún caso especial, tiene una duración de un año. La idea es que los beneficiarios se vayan formando para conseguir un empleo, la entrega de alimentos es una ayuda temporal.
¿Cómo ha sido la acogida de las familias de este nuevo formato?
A las familias les ha encantado la iniciativa, el hecho de poder elegir los productos que necesitan, planificar sus compras y ser parte activa de su compra les ha motivado mucho y se sienten más dignificados.
¿Qué papel tiene el voluntariado en el proyecto?
El voluntariado es una de las partes más importantes del proyecto ya que sin ellos sería imposible llevarlo a cabo. Se necesitan un mínimo de 20 voluntarios por turno para que todo funcione de manera adecuada teniendo en cuenta desde la recogida de alimentos, descarga, almacén, preparación de alimentos, colocación y reposición, cajas, control de beneficiarios, etc.
Tenemos voluntarios puntuales y voluntarios más comprometidos. Además hay acuerdos con algunas universidades, como la Universidad Francisco de Vitoria, donde los algunos alumnos vienen a llevar a cabo sus prácticas sociales.
¿Cómo sigue apoyando el proyecto la Fundación DCW?
La Fundación DCW subvenciona el alquiler del local, tanto del mercado como del almacén, además del apoyo en temas de coordinación, evaluación y análisis.